Pleamargen by André Breton

Pleamargen by André Breton

autor:André Breton [Breton, André]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Poesía, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2015-01-20T05:00:00+00:00


Percé-Sainte-Agathe, 20 de agosto-20 de octubre de 1944

CALADOS[585]

I

Digamos desde ahora mismo que este libro, cediendo en cierto modo a la ilusión de querer decantar un licor aún no exento de algunas de las reacciones que lo enturbiaron, intenta desrazonablemente nada más y nada menos que tallar y pulir una materia que aún conserva varios puntos de fusión, no ha evitado algunos apreciables desmentidos del tiempo y ha acusado, en este sentido, todo cuanto podía tener de falible. Tres primaveras han bastado para impulsarnos, en concreto, a concebir los mayores temores sobre la vitalidad del joven árbol de la resistencia que, al salir de la más fría y viscosa de las noches, parecía haber brotado de la tierra en respuesta a un impulso y en potestad de una fuerza expansiva igualmente invencibles. Aquel movimiento de resistencia pasaba por ser, entre aquellos que, como yo, lo saludaron entonces, fruto de una necesidad que excedía en todos los sentidos su justificación inmediata; de una necesidad dotada al fin de los medios precisos para manifestarse como vida y satisfacerse a sí misma. Ciertamente los ojos no tardan en deslumbrarse cuando se paran a contemplar el fenómeno de la germinación. Con la necesidad de la que hablo sucedía, en este caso, lo mismo que con la bellota del roble que, no por casualidad, ayudó a encontrar algunos de sus más altos acentos a un Claude de Saint-Martin o a un habré d’Olivet. Me limitaré a recordar aquí que, para el primero, la emanación del roble naciente —como la del niño— en la región temporal manifiesta el designio trascendental de todos los seres de «recobrar su semejanza con su principio común[586]», y que a juicio del segundo la bellota, presa del proceso de germinación, expresa en sí la conciliación de la «capacidad de ser», que él denomina también «providencia», con la capacidad de ser lo que ella es como tal o la capacidad de existir como el roble en que ella puede devenir, que él denomina «destino», pudiendo subordinar ocasionalmente estas dos capacidades a una tercera, que es la «voluntad del hombre». Y la explicación de Fabre d’Olivet a este respecto no puede ser más concreta: «Tengo la bellota, puedo comerla y asimilarla así a mi propia sustancia; o bien puedo dársela a un animal para que él la coma; o bien puedo destruirla pisoteándola; o bien puedo plantarla y hacer que produzca un roble… Decido pisotearla: destruyo la bellota. ¿Consigo de esta manera aniquilar su destino? No, tan sólo modificarlo; por mi causa, la bellota inicia ahora un nuevo destino[587]». Estas últimas frases bien podrían arrastrarnos por una pendiente melancólica, pues el espíritu de la resistencia, con todo lo abierto, generoso, vivificante y audaz que era, ¿acaso no ha sido también «saboteado» brutalmente[588]? Bastaría con hacer un rápido balance de la situación actual para creerlo, desde las recientes masacres de Indochina y las «colas» que se alargan sin cesar a las puertas de las panaderías de París, pasando por todo lo que (entre otras cosas)



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